sábado, octubre 28, 2017

Encuentro con Munch de S. Iparraguirre (Mi lectura)

Encuentro con Munch

Hola luego de varios días. Colgué ciertas entradas en el blog porque estuve un poco complicada con cerrar dos novelas para publicar antes de fin de año y se me alargó más de lo que quisiera. Además, ya casi es Nanowrimo. Aprovecho un rato libre para compartir una de mis últimas lecturas. 

Luego de leer una de las novelas que más disfruté este año, La tierra del fuego de Sylvia Iparraguirre, me tenté con el libro que publicó a raíz de su viaje a Noruega: Encuentro con Munch. Me encanta el estilo de escritura de esta autora, así que seguiré leyendo su obra. 
            Esta lectura me sirvió para conocer un lugar del cual no sabía demasiado y profundizar sobre la vida de Munch. Recomiendo leer el libro como terminación de La tierra del fuego ya que fue el éxito en esta novela lo que abrió el camino para que ella visitara Noruega.



Una persona de la Compañía Naviera Patagónica leyó su novela La tierra del fuego y parece que le gustó ya que compartió su lectura con sus compañeros de trabajo. Así fue que la contactaron para que amadrine un barco de rescate, el Boreas Austral, uno de los más modernos, construido en los astilleros de Bergen. Como madrina, ella debe mantenerse informada sobre el barco y escribirle a su capitán: no es solo botarlo una vez y olvidarse.


Encuentro con Munch narra desde que la autora sube al avión, en un diario de viaje, sus sentimientos y observaciones durante el año 2000; expresa que siente que es Jimmy Button, protagonista de la novela mencionada, quien la lleva hacia el norte, siguiendo el mismo tránsito que él hiciera.

Edvard Munch

            Ni bien llega, le llama la atención el orden de las ciudades noruegas, las costumbres del país y la devoción por Edvard Munch. De tal manera, a medida que pasan los días, se adentra en la vida del pintor como una actividad privada e íntima. Algunos de los temas recurrentes de Munch fueron la soledad, la muerte, la angustia. Menciona a La danza de la vida, Noche en St. Cloud de 1890, además del famoso El grito de 1893.


Estaba al borde de la locura: era sólo tocar y caer". "Así como Leonardo estudió la anatomía humana y disecó cuerpos, yo trato de disecar almas". "Mis problemas son parte de mí y por lo tanto de mi arte. Ellos son indistinguibles de mí, y su tratamiento destruiría mi arte. Quiero mantener esos sufrimientos.(1)


Sobre el origen de El grito el pintor escribió en su diario:

Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.


Edvard Munch

Este encuentro con Munch será también una nostalgia por acercarse a su amiga de la infancia que vive en Oslo. Recordará algunos detalles de su juventud y de sus inicios como escritora. Además, reflexiona sobre el estatus del viajero que se aleja de su mundo conocido para aproximarse a sitios donde nunca estuvo, al margen de una lengua que no termina de comprender. Viajar nos coloca en esa postura de observadores, de marginales; nos permite volver sobre nuestras vidas, pensar en nuestra condición de estar en el mundo.

Me quedo absorta y digo para mí: el Tiempo. O eternidad o infinito, la materia impalpable, el fluido invisible dentro del que transcurre todo, dentro del cual vivimos y a causa del cual nos modificamos. De algún modo el viaje, el tránsito de un lugar a otro, arroja al viajero fuera del reloj.


¿Acaso to be or nor to be no es la cuestión última para todos en el planeta Tierra? Por eso, pienso detenida en la esquina, antes de doblar por Karl Johan’s Gate, que en los viajes ocurren las pequeñas catástrofes que en la vida habitual el automatismo controla, que la confianza en los actos cotidianos sostiene. Vivo el destierro del molde de la costumbre, me saco de encima la mansedumbre del hábito: estoy a la intemperie. Sólo mirar y ver; o tal vez: mirar, ver y oír. ¡Pero qué intensidad! La insignificante ventanilla de cambio, la cara, los gestos y el trabajoso inglés con el que el hombre me da algunas indicaciones sobre dónde comprar tarjetas de teléfono tienen el relieve de una experiencia intensa, singular. El ser sin ataduras se proyecta fuera, olvidando el cuerpo y la memoria. Soy el afuera.

Como ya dije, me encanta su escritura, la originalidad de sus palabras. Marqué muchos fragmentos como el siguiente.

El cansancio vuelve permeable la mente, la vuelve porosa; el cansancio es un colchón blanco y espeso, como las nubes de afuera, atravesado por relámpagos de entusiasmo nervioso.


Hacia el final de la obra, aparecen unas páginas que giran sobre el tema de la escritura, del origen de esa idea que busca decirse. La autora lo llama como lo que quiere ser dicho o lo inexpresable.
            Lo único negativo que le encontré fueron ciertas miradas que me chocaron, tal vez porque las sentí como prejuiciosas y desentonan con el resto de la obra.
            Como aspecto positivo destaco la calidad de escritura y la variedad de registros como cartas, extracto en cursiva y diario de viaje que hace que la lectura sea amena.


TRAS LOS PASOS DE S.

Bergen

Al ser el libro parte de un diario de viaje, hallamos datos de sitios que es posible buscar en Internet y reconstruir el itinerario mediante las descripciones que nos brinda desde su llegada a Oslo hasta su participación como madrina del barco en Bergen.


Bergen es encantadora. Ladrillos con pátina de tiempo: frentes de colores, tejados en punta, negocios ultramodernos, acero y vidrio junto a edificios antiguos, de dos ventanas por piso y visillos; ahora bordeamos un shopping de ciencia ficción, lo corona una cúpula con la apariencia de una nave madre.

Bergen



CONCLUSIÓN
Un libro precioso para adentrarse en la obra de Munch y para quien guste de leer sobre viajes. Además, la recomiendo como un buen cierre para aquellos que terminan de leer La tierra del fuego.
            Me preguntaba, en tanto leía, sobre el misterio de aquello que emprendemos, como escribir un libro, y que sin saber cambia nuestras vidas.


Besos y buenas lecturas!


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